viernes, 28 de marzo de 2014

Visitar Dubai

Bienvenidos a la ciudad de los superlativos. En tan sólo 50 años el que fuera un pequeño puerto pesquero y comercial del Golfo Pérsico se ha convertido en un gigantesco centro comercial del hedonismo y las extravagancias. Multicultural, materialista y excesiva, Dubái es el destino ineludible para el 2013. Para convencerte, te contamos de primera mano las cinco razones con las que todas tus dudas quedarán disipadas.


Tras el colapso económico en 2009 y el rescate del vecino (y multimillonario) Abu Dhabi, la ciudad de Dubái vibra como nunca a golpe de excentricidad y, por supuesto, de talonario. Para recibir el 2013 una orgía de fuegos artificiales engulló literalmente la torre Burj Khalifa, el edificio más alto del mundo, mientras que, en perfecta sincronía, la Orquesta filarmónica de Praga interpretaba sus acordes. Uno de los ejecutivos de Emaar, la empresa que gestiona el icónico edificio, justificaba de esta forma la proeza de luz y sonido: “Buscamos hacer cosas cada vez más imposibles”. Éste parece haberse convertido en el leitmotiv del pequeño emirato decidido a pulverizar en los próximos tiempos todos los records posibles: construcción del Taj Arabia, una réplica del Taj Mahal indio pero cuatro veces mayor que el original, emprendimiento de un parque dos veces mayor que el Hyde Park londinense… Las expectativas son tan altas que hasta la propia empresa Guinnes de los récords mundiales abrirá una oficina en Dubái a mediados de este año (no, no es broma).

900 rascacielos y subiendo
Aquí tienes las cinco experiencias que colocarán Dubái en tu radar de viajes:

1) COLECCIONAR RECORDS SUBIENDO A LA TORRE MÁS ALTA DEL MUNDO

En Dubái uno tiene la sensación permanente de estar en una ciudad del futuro. Los rascacielos esculpidos en las formas más variadas emergen componiendo un decorado propio de ciencia ficción. Pero si hay un edificio que claramente domina el perfil de la ciudad, ese es, sin duda, el Burj Khalifa. Con sus 828 metros y sus 160 pisos es el edificio más alto del mundo, con una clara ventaja sobre el segundo en el ránking, la torre Taipei 101 (Taiwán) con poco más de 500 “modestos” metros. Ascender a velocidad “ultrasónica” en su ascensor es desde luego una experiencia única (y lo admito, un poco asustadora) con el que tendrás la oportunidad de apuntarte varios records en tu cuenta personal:

- Admirar la vista 360º en el observatorio más alto del mundo, en el piso 124 a 452 metros de altura (una vez y media más alto que el Empire State Building en Nueva York).

- Sumergirte en la piscina más alta del mundo en el piso 76 a la friolera de 260 metros.

- Unirte a la experiencia mística de rezar en la mezquita más alta del mundo del piso 158.

- Y por último, y tras tantas emociones, tomar un buen tentempié en el restaurante “At.mosphere”, que no hace falta que te lo digamos, es, como no podía ser de otra manera, el situado a mayor altura del mundo.

Subir a este símbolo de la ciudad dubaití te costará 100 dirhams (unos 20 euros) si reservas con antelación on-line y 400 (algo más de 80 euros) si decides subir en el momento.

Burj Khalifa

At.Mosphere, el restaurante del vértigo

2) PERDERSE (Y PERDER LA CABEZA) EN EL MAYOR CENTRO COMERCIAL DEL MUNDO

Sí, yo también era de las que decía: “Ni de broma me meto en un centro comercial en mis vacaciones”, pero el Dubai Mall con su parafernalia de decorados, sus galerías ambientadas a la manera de un zoco y sus 1200 tiendas bien merece una visita. En 2011, 54 millones de personas visitaron este mall gigantesco, más que todos los turistas que ese mismo año recibió la ciudad de Nueva York. Increíble pero cierto.

Para los que aun se niegan a considerar Dubai Mall como un lugar de interés turístico, diremos que aquí es prácticamente el único sitio donde pueden verse a los dubaitís (que suponen tan solo un 10% de la población total). Ellos de blanco inmaculado y ellas de negro riguroso pero rebosando glamour (claro que bolso último modelo Vuitton o Chanel ayuda bastante).

Un secreto: Desayunar en la terraza Dean & Deluca con vistas excepcionales sobre la Burj Khalifa.

The Dubai Mall
3) DEJARSE MIMAR EN UN HOTEL DE SIETE ESTRELLAS, EL BURJ AL ARAB

Jacuzzi en todas las habitaciones, una flota de Rolls Royces al servicio de los clientes… El hotel Burj al Arab promete una experiencia fuera de lo ordinario. Y como una imagen vale más que mil palabras…



La forma de la estructura imita la vela del barco típico del Golfo Pérsico, el dhow, y si su exterior ha sido ampliamente alabado como prodigio arquitectónico, son muchos los que coinciden en que la decoración interior es más bien hortera. No, yo no he tenido el inmenso placer de hospedarme en una de sus habitaciones, pero he visitado su famoso Skyview Bar suspendido a 200 metros de altura y con unas vistas de infarto. Obligatorio reservar y pagar la consumición mínima de 225 dirhams (unos 46 euros).

*La clasificación oficial del hotel Burj Al Arab es de Cinco Estrellas.
Sky View Bar

4) RECREARSE CON LA EXTRAVAGANCIA ARQUITECTÓNICA

En Dubái encontrarás los proyectos arquitectónicos más osados y delirantes: existen actualmente más de 900 rascacielos y se calcula que en 2012, 363 nuevos edificios estaban en construcción. Seas o no un fan de la arquitectura, te aseguramos que el skyline de esta ciudad-estado te dejará literalmente con la boca abierta.

El Jumeirah Emirates Tower, la Emirates Officce Tower la lista es interminable. Y hablando de extravagancias no te pierdas el Palm Island, un conjunto de tres islas artificiales diseñadas en forma de palmera datilera plagado de residencias de lujo, hoteles y centros de entretenimiento. Para su construcción se utilizaron un billón de metros cúbicos de arena y piedra extraídos del fondo del mar y de propio puerto de la ciudad.

¿La mejor manera de no perderse nada? Desde un helicóptero al atardecer.

Isla Palmera
5) ESCUCHAR LAS VOCES DE LA TRADICIÓN EN LOS ANTIGUOS ZOCOS DE LA CIUDAD

Antes que el oro negro transformara a esta ciudad-estado en una potencia petrolífera, Dubái era sobre todo un enclave comercial estratégico en el Golfo Pérsico. Los dubaitís antes que acaudalados y sofisticados jeques fueron pescadores y comerciantes. Poco queda ya de aquel pasado reciente, (el descubrimiento de los primeros yacimientos petrolíferos se produjo en 1966) pero en el Deira Gold Souq (zoco del oro) y en el Deira Spice Souq (zoco de las especias), encontrarás todavía un pedacito de las tradiciones arábigas que aun se resisten a morir. En el zoco de las especias, la nostalgia de olores, las balanzas tradicionales y el arte del regateo continúan a regir un universo diferente.
Deira Gold Souq

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